- La idea de elaborar e implantar un proyecto centrado en el desarrollo de las emociones, supuso bajo mi experiencia, una necesidad prioritaria en una clase poco común, de las muchas que puede encontrarse un maestro o  maestra a lo largo de su vida profesional.

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Hoy en día referirse a clases poco comunes o situaciones excepcionales en el aula, no resulta algo anecdótico sino algo habitual. Las situaciones de inmigración que favorecen la concurrencia de razas y etnias diferentes, los dispares niveles curriculares, las diferentes situaciones familiares etc nos llevan a plantearnos intervenciones distintas a las que veníamos practicando habitualmente como docentes.

 

Una parada en el currículum y un “entrenamiento emocional” puede ayudar a favorecer la cohesión de grupo y el autoconocimiento.

 

Vale la pena poner en funcionamiento la lavadora si con ello conseguimos un mejor aprovechamiento a posteriori del período lectivo y una mejora de los resultados académicos.

Si partimos de una base sólida en la que los alumnos aprendan el “autocontrol” y la “regulación” de sus emociones les será más fácil superar las dificultades que se encuentren a todos los niveles y en todas las etapas a las que les toque enfrentarse en su vida.