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Empezaron a plantearse los objetivos del proyecto primando uno como esencial: “Los niños tendrían que entrar en el aula contentos y salir de ella más contentos cada día. Sin piedras, sin lastres, sin pesos en sus bolsillos. Vivir la experiencia de la escuela como algo inolvidable en sus vidas”.

¿Por qué? Porque un niño feliz, aprende fácilmente, responde ante las vicisitudes con soluciones, no se frustra y mantiene alejada la ira y la rabia. Es gestor de sus propias emociones y sabe canalizarlas para que siempre le produzcan el mejor estado de bienestar posible haciéndose bien a sí mismo y a los demás.

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La falta de expresión de las emociones, la pérdida de ciertos sentimientos, virtudes y valores influye en el bajo concepto que los niños tienen tanto de sí mismos como de los demás. Esa falta de autoestima, de amor propio, su facilidad para compararse con  otros compañeros, su sentimiento de inferioridad, en algunos casos, influye en su rendimiento académico, un rendimiento que ellos han aprendido a valorar desde el punto de vista “numérico”. Somos los propios enseñantes los que les hacemos ver sus resultados como un dígito y no como el progreso de su verdadero aprendizaje y del crecimiento integral de su persona. Encontramos alumnos tremendamente competitivos, especialmente en los niveles superiores, que alcanzan un elevado nivel de frustración cuando no logran superar a su rival más directo.

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Toma por tanto una gran importancia en este punto el valor de las palabras, del diálogo, del reconocimiento de los demás ante las tareas bien hechas aunque no se alcance el liderazgo y de la crítica constructiva cuando  todo se puede superar sin que la perfección sea lo mejor.

Y eso es lo que necesitan las aulas,  un alto grado de motivación, constructivismo, respeto y confianza propia y en el grupo.

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Este proyecto se plantea de este modo los siguientes objetivos:

 

OBJETIVO 1: “EL MÁS IMPORTANTE”. Fomentar el optimismo y el pensamiento positivo. A veces los niños tienen una actitud pesimista y derrotista en la escuela, sobre todo ante los resultados académicos (entran en comparativas con otros alumnos, temen la reacción de los padres etc).

 

OBJETIVO 2: Lograr un mayor grado de automotivación, autoestima y bienestar grupal a fin de conseguir otros aprendizajes y por supuesto el éxito escolar (fin último y no único).

 

OBJETIVO 3: Ayudar a todos y cada uno de los niños de este grupo a ser conscientes de sus emociones y pensamientos, reconocerlos, comprenderlos y expresarlos, así como sus estados de ánimo.

 

OBJETIVO 4: Emplear el lenguaje verbal y no verbal como expresión de sus emociones y sentimientos (facilitar a todos los niños la expresión de sus emociones).

 

OBJETIVO 5: Desarrollar en los niños una disposición adecuada para controlar sus emociones y regular sus respuestas (ya que se observan con frecuencia actitudes de intolerancia).

 

OBJETIVO 6: Desarrollar la capacidad de percibir y comprender las emociones y los sentimientos de los demás compañeros (insistir en el trabajo de la empatía).

 

OBJETIVO 7: Entrenar la resolución de conflictos (ayudar con pautas que sirvan como las reglas de un juego).